29 nov 2012

La llegada a Turquía

Kirklareli, Turquía. 29 de noviembre de 2012.

Estaba a la mitad de un sueño (no recuerdo bien de qué trataba, creo que nada memorable) cuando, por alguna razón, desperté. Escuché ruidos lejanos, pero fuertes. Primero no supe si eran gritos, música o los ubicuos tamales oaxaqueños. Confundido, miré mi reloj: las 6 am! (se suponía que era mi día de descanso y que dormiría hasta tarde). Dónde estoy? En Turquía. Entonces los ruidos, que habían cesado unos segundos, comenzaron otra vez. Escuché una voz que cantaba: bla bla bla Allahu Akbar!


Entonces me cayó el veinte: era el llamado a rezar (Adhan) para los creyentes islámicos! Cinco veces al día, desde los minaretes de las mezquitas, los muezzines se encargan de avisarle a los creyentes que es hora de rezar (la primera vez del día es al amanecer, y la última al anochecer). Para incrementar la eficacia de estos "anuncios a la comunidad", los muezzines utilizan bocinas y altavoces de una potencia asombrosa. Como resultado de esto, es casi imposible no oír el Adhan varias veces al día cuando uno está en una ciudad o comunidad musulmana. Salvo que uno tenga a la mano tapones para los oídos, que le permitan ahorrarse la molestia de ser despertado a las 6 de la mañana!

Las mezquitas son sin duda muy bonitas, pero ¿a quién
le gusta ser despertado por una, a las 6 AM?
Escuchar el llamado islámico a rezar es sólo uno de los muchos nuevos elementos en mi vida cotidiana desde que llegué a Turquía. Después de más de cinco meses en Europa, y dos meses en los países ex-comunistas de la Europa central y del este, desde que estoy en Turquía (y apenas es mi tercera noche) me ha quedado claro que esta nación es otra cosa. Cruzar de Bulgaria a Turquía implicó un contraste mayor que el que había experimentado en los otros cruces fronterizos de este viaje. Primero, por el factor que ya mencioné: Turquía es un país musulmán (aunque secular), y solo este hecho marca una profunda diferencia respecto a los otros países europeos, en los cuales predomina la fe cristiana, en varias formas (la iglesa católica, las iglesias protestantes, y las iglesias ortodoxas).  Segundo, porque además de la religión, hay aspectos de la cultura turca que no tienen equivalente en los países europeos y que son evidentes para el viajero occidental, como el culto a la personalidad de Mustafa Kemal Atatürk (el "padre de los turcos", fundador de la República de Turquía y su primer líder). En todas las oficinas (privadas y de gobierno), escuelas, hoteles, restoranes y negocios de cualquier índole, así como (posiblemente) en todas las casas, uno encuentra cuando menos un retrado de Atatürk.

El retrato de Atatürk vigila un bazar en Edirne

(El culto a Atatürk es en serio. En Turquía criticar a Atatürk es ilegal, y en 2007 las autoridades incluso bloquearon YouTube, en todo el país, debido a algunos videos que insultaban a este héroe nacional).

Bueno, hay otros aspectos de la cultura turca que diferencian a Turquía de Europa. El idioma es otro: el turco no es un idioma europeo sino túrquico, cuyos parientes más cercanos son el azeri, el kasajo, el kirguizo, el uzbeko y el turkmeni, entre otros.

File:Map-TurkicLanguages.png
Los idiomas túrquicos en el mundo - en azul fuerte, los países donde estos idiomas tienen carácter oficial.
En azul claro, donde son hablados por una minoría al interior de un país

Lo anterior se debe a que los turcos no son un pueblo europeo, sino que descienden de grupos nomádicos del centro de Asia que llegaron a Anatolia (Asia Menor) hace unos mil años. No siempre estuvieron unificados, y tuvieron que luchar contra varias civilizaciones (mongoles, persas, griegos-bizantinos, árabes) para afianzarse en su nuevo territorio. En 1299 un líder turco llamado Osman Bey unificó a los turcos en un Estado que eventualmente pasó a ser conocido en Europa como Imperio Otomano (en turco Osmanlı İmparatorluğu). Los otomanos tuvieron un éxito espectacular en su conquista de nuevos territorios en Asia Menor, el Medio Oriente, los Balcanes y el norte de África. En 1453 conquistaron Bizancio, poniendo fin al otrora poderosísimo imperio bizantino, y la transformaron en su nueva capital, que pasaría a llamarse Estambul. Los siglos XVI y XVII marcaron el apogeo del imperio otomano, que en esa época era el imperio contiguo más grande del mundo. 


File:Ottoman empire.svg
Mapa de la expansión del imperio otomano (licencia Creative Commons, tomado de Wikipedia.com). 


Fue durante el apogeo del imperio otomano que la gran mezquita Selimiye fue construida en Edirne por el célebre arquitecto Mimar Sinan. Su diseño combina elementos tanto islámicos como bizantinos (los otomanos tomaron muchos elementos arquitectónicos de la Hagia Sofía de Estambul, una iglesia bizantina que tras la conquista otomana fue transformada en mezquita añadiéndole minaretes, y que hoy funciona como museo). 
Visitar la mezquita Selimiye fue la principal razón por la cual pasé por Edirne en mi trayecto del sureste de Bulgaria a Estambul. Estrictamente fue un desvío, pero valió mucho la pena, como podrán ver a través de las fotos aquí abajo:

La mezquita Selimiye con su impresionante domo y
sus minaretes de 70 metros, los más altos de Turquía
Fieles al interior de la mezquita
Bajo el domo central
Arte en la mezquita Selimiye
Increíbles diseños geométricos en la cúpula central

De Bulgaria a Turquía


Adiós Bulgaria, adiós Unión Europea!
Nunca he entendido cuál es la función de estos letreros

Bueno, voy a dar unos pasos hacia atrás, antes de volver a hablar sobre Edirne. Primero, mi llegada. Ingresar a Turquía no fue fácil. De hecho, entre mi salida de Bulgaria y mi entrada formal y legal a Turquía, pasó 1 hora y 20 minutos. La razón es muy sencilla: los mexicanos tenemos acceso a un procedimiento para la visa-on-arrival que es totalmente desconocido para las autoridades migratorias turcas, pese a que está publicado en el sitio web del ministerio turco de relaciones exteriores. 

3 km para Turquía

La cosa va así: los ciudadanos de la mayoría de los países necesitan visa para Turquía. Existen dos tipos de países: los que pueden obtener sus visas al llegar al país (visa-on-arrival) y los que no. Generalmente, los países más prósperos y estables caen en el primer grupo, y los demás en el segundo. Bueno, pues fíjense ustedes que México estaba hasta hace dos anios en este segundo grupo. Es decir, para visitar Turquía tenías que solicitar tu visa en una embajada o consulado. Pero desde el verano de 2010 decidieron que los mexicanos que contasen con una visa válida para EUA, Canadá, Japón o la zona Schengen -de turista o de residencia- podrían solicitar su visa-on-arrival al llegar a Turquía, pagando 15 Euros por ella. Ningún otro país en el mundo tiene este trato. Es posible que muchos mexicanos no sepan que pueden usar este método. Quizá muchos sigan optando por solicitar su visa en la embajada en México, no lo sé. 

Con este contexto en mente, imaginen la siguiente historia: llega un ciclista mexicano a un cruce fronterizo entre Bulgaria y Turquía. Salgo de Bulgaria sin complicaciones, pero al pasar por la primera caseta de revisión de Turquía (hay varias) comienzan los problemas. El oficial me dice que tengo que pasar al edificio de la policía, que está a un costado. Estaciono mi bicicleta y entro. Hay muchas puertas, pero ninguna recepción, nadie para indicarme por dónde debo ir. En una oficina hay dos mujeres conversando, les hablo en inglés, les explico mi situación. Me piden mis pasaportes (el vigente, y el cancelado, en el que tengo mi visa para EUA) y comienzan a hojearlos con curiosidad. Caigo en la cuenta de que ellas no me van a ayudar, simplemente están interesadas porque soy un ser exótico. Eventualmente me muestran el camino a una oficina grande, vacía excepto por un señor en un rincón, mirando una computadora. Digo "merhaba" (hola), y le explico mi situación en inglés. No dice nada, pero toma mis pasaportes y los examina cuidadosamente. Comienza a teclear algo, mueve el mouse, mira la pantalla, y repite el proceso una y otra vez por diez minutos. Le pregunto si hay algún problema, pero no me responde. Me doy cuenta de que el tipo no habla una palabra de inglés y no tiene idea de qué hacer conmigo. Luego toma el teléfono y realiza tres llamadas telefónicas. No entiendo nada de lo que dice. Ya llevo media hora ahí sentado.

Poco después entra al cuarto otro oficial, más joven. Este sí habla inglés. Me explica que para obtener mi visa-on-arrival necesito una visa para EUA, Canadá, Japón o Schengen. Yo, molesto, le digo que eso lo entiendo, y que por eso, desde hace media hora, les mostré mi visa de EUA en mi pasaporte viejo. Es decir, no hemos progresado nada, por la ignorancia o incompetencia de los oficiales turcos. 

Pero la cosa se puso mejor. Este oficial joven comienza a discutir con el otro oficial. Sólo escucho palabras aquí y allá: "Meksika", "Schengen", "Japan". La discusión se intercala con llamadas telefónicas. Claramente están perdidos. El oficial joven se pone a revisar con detenimiento mis pasaportes. Y de pronto voltea a verme y dice: "Where are you from?" a lo que respondo -un poco irritado a estas alturas- "from Mexico!". Él ni se inmuta, y responde, visiblemente confundido "but, you are white?" como si existiera una contradicción entre mi apariencia y mi pasaporte. En ese momento de di cuenta de lo absurdo de la situación, yo quería que me vendieran una maldita visa conforme a sus propias leyes, y ellos seguían dudando mi nacionalidad... pese a contar con mi pasaporte!

Bueno, para no hacer el cuento largo, después de esa conversación finalmente decidieron que sí, sí era elegible para una visa-on-arrival. Me transfirieron a otro oficial, quien me llevo a oootro edificio del otro lado del complejo migratorio, y ahí esperamos 10 minutos a que llegara el responsable de la tesorería. Pagué 15 Euros, me pusieron una estampa en el pasaporte (la visa) y ya! Una hora y 20 minutos después, estaba finalmente en territorio turco.

Edirne

Dos horas después del calvario de la frontera, llegué a Edirne, ciudad turca que en el siglo precedente a la caída de Bizancio (1453) fue la capital del imperio otomano. No quedan muchos edificios de aquella época, pero está la mezquita Selimiye de la que ya hablé, y un par de otras mezquitas de esa época (no tan impresionantes). Edirne tiene 130 mil habitantes y no recibe muchos turistas, pese a estar a 2 horas 40 minutos de Estambul. Casi nadie habla inglés.

 Lo que más me gustó de Edirne fue la posibilidad de ver la vida cotidiana en una ciudad turca, la primera que visito en este viaje. Edirne no se parece en nada a las ciudades búlgaras de tamaño comparable que visité (Pleven, Veliko Tarnovo). Hay mucho más bullicio, más actividad comercial que se desparrama a las banquetas y calles, más color, más vida. Los turcos son un pueblo acostumbrado al comercio, y a emprender pequeños negocios. Quizá los búlgaros y demás pueblos de Europa del este también lo eran, pero el comunismo destruyó esa tradición (como muchas otras). En cualquier caso, el ambiente de Edirne no tiene nada que ver con el de las ciudades búlgaras, y ello puede deberse a una combinación de aspectos culturales, arquitectónicos y sociales que aún no entiendo a cabalidad pero que espero poder investigar en las próximas semanas.

Calle comercial en el centro de Edirne

También estuve observando a la gente. Étnicamente Turquía es un país diverso, hay turcos rubios y de ojos azules, otros con cabello negro y tez blanca, y otros con piel morena. Han pasado tantas civilizaciones y tantos pueblos por esta región, que la mezcla genética debe ser prodigiosa. Pero, más que los rasgos físicos, me llamó la atención del velo islámico (hiyab) y el hecho de que ciertas mujeres lo utilizan -probablemente menos de la mitad, pero de todas las edades. En la República de Turquía, el rol del Islam siempre ha sido un tema difícil, aunque la inmensa mayoría de la población es nominalmente musulmana el Estado es laico e incluso está prohibido usar el velo de cuerpo completo en oficinas gubernamentales, escuelas y universidades. Pero el velo que únicamente cubre el cabello y el cuello es común. Me gustaría aprender sobre los factores que motivan a las mujeres a usar o no usar la hiyab, que en otros países musulmanes es utilizada por prácticamente toda la población femenina.


Algunas chicas usan el velo islámico...

Y otras no
Estoy a tres días (200 km) de Estambul, que es mi destino final para este fin de año. Así que pronto estaré escribiendo desde esa gran metrópolis, la única ciudad que une dos continentes. No puedo creer que ya llevo más de 8 mil kilómetros, y que ya se acabó Europa! Durante el invierno escribiré en retrospectiva sobre lo que ha sido pedalear a través de Europa durante cinco meses. No se lo pierdan por aquí!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.